Ya sea en sérums, mascarillas o en cremas, ¡no hay otro ingrediente que aporte un brillo más bonito que la vitamina C! Este antioxidante extremadamente potente mantiene a raya los radicales libres y contribuye a mejorar numerosos problemas de la piel, como la hiperpigmentación y las protuberancias, aunque también potencia la síntesis de colágeno y protege la piel de la irritación, la inflamación y la contaminación medioambiental. De todas las formas de vitamina C, el ácido L-ascórbico es la que más se ha investigado y la más efectiva para la piel. Si quieres utilizarlo, te recomendamos empezar con una concentración del 5-10 % y aumentarla gradualmente hasta el 20 %. Este ingrediente activo, que es realmente beneficioso para todos los tipos de piel, también es especialmente sensible a la luz y al calor, por lo que debes conservarlo en un lugar fresco y oscuro.
